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La producción de flores se asoma como un interesante negocio con un gran potencial en Chile, gracias a iniciativas públicas y privadas que buscan promover esta industria. Una flor es símbolo de buen gusto, naturaleza y, por supuesto, amor. Pero detrás existe un mercado que mueve más de US$ 44 mil millones al año.

Aunque la producción en Chile aún es pequeña, el país cuenta con condiciones privilegiadas para convertirse en productor de primera categoría. Una de las empresas que en el último año ha liderado la floricultura en Chile es la neozelandesa Novazel. Con más de 20 años de experiencia en su país de origen, hace cinco decidió cruzar el Océano Pacífico para instalar parte de su producción en tierras sudamericanas.

«La empresa se dio cuenta que necesitaba mayor competitividad a nivel productivo: estaban lejos del mercado y tenían costos más altos, por lo que decidieron trasladar parte de su producción a Chile, donde estamos más cerca del mercado estadounidense», explica Matías Avendaño, gerente general de la empresa en Chile.

A pesar de que Chile exporta apenas unos US$ 4 millones al año en flores, el gerente de Novazel insiste en que «las expectativas son grandes, pero también los desafíos». Uno de los mayores problemas que ha tenido que enfrentar la industria de la floricultura en Chile, ha sido la insistencia en los monocultivos, técnica que hace más riesgoso el negocio.

Por ello, tanto la empresa como el Ministerio de Agricultura a través de la FIA, han desarrollado programas de introducción de nuevas especies por un lado, como el caso de la gentiania, y por el otro el desarrollo de flores nativas a nivel comercial. Así, Novazel hoy ofrece especies chilenas como el copihue, la flor nacional, y el mimbre.

Via | ThisIsChile
Foto | ThisIsChile

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